La
falta de una visión compartida y coordinada afecta la articulación del sector
de la micro, pequeña y mediana empresa con el resto de la economía
Este
problema esta relacionado con la carencia de visión estratégica que tiene la
nación acerca de la MIPYME, carencia que se observa a varios niveles. Las
MIPYMEs no han logrado impulsar desde el sector una visión clara de su
importancia para la economía nacional. Lo anterior se debe a tres factores:
- La gran heterogeneidad del sector, en términos de tipos de empresas y de ramas productivas: Un ensamblador de bicicletas que cuenta con 30 empleados tiene problemas muy diferentes a los de una vendedora de frutas en la calle.
- La pobre comunicación adentro del sector, que se debe a la heterogeneidad del mismo pero también a la pobre gremialización general y por ramas de actividades: no existen gremios fuertes de artesanos electricistas, por ejemplo.
- La débil gremialización provoca una débil capacidad de comunicarse hacia fuera del sector y de realizar, por ejemplo, eficientes campañas de información pública, o de lobbying.
Pese
a esfuerzos recientes, las instituciones de apoyo y centros de servicios no
tienen una tradición de colaboración interinstitucional horizontal, dándose al
contrario una segmentación del sistema por donante, o por tipo de usuarios. Es
de notar que se ha realizado un importante esfuerzo de coordinación de los
organismos de apoyo, quienes han publicado el "Libro Blanco de la
Microempresa", esfuerzo de definición de un diagnóstico compartido de los
problemas del sector así como de una estrategia común. También es importante
señalar la multiplicación de iniciativas conjuntas, como la central de riesgos
desarrollada entre financieras que tienen el sector de la MIPYME como cliente.
Pese a estos ejemplos, sin embargo, los flujos de información entre los
diferentes actores del sector son muy insuficientes: no existe por ejemplo
mayor coordinación para definir criterios técnicos comunes, ni existe una
preocupación real para difundir de forma sistemática los resultados de las
iniciativas de apoyo a la MIPYME. Ningún organismo se encarga realmente de
impulsar e incentivar la creación de este intercambio de información imprescindible
para la coherencia del sector.
La
debilidad de los flujos de información y de conocimiento en el sistema se
traduce por lo tanto en grandes dificultades de comunicación e información
hacia fuera del sistema, es decir hacia la nación. Así, el país no tiene
conocimiento del aporte de la pequeña empresa al empleo nacional, o al producto
interno bruto, por ejemplo. Esta carencia de información es particularmente
preocupante en el caso de los tomadores de decisión, quienes carecen de la
información básica para definir leyes y reglamentos que atañen a la MIPYME.
La
ausencia de un marco de políticas y normas que estimulen el desarrollo del
sector
No
existe un sistema de incentivos y de disposiciones específicas para fortalecer
las capacidades organizativas y administrativas de las MIPYMEs, ni para
simplificar el marco legal en el cual se enmarcan. Esto trae como consecuencia
que la mayoría de éstas se queda en el sector informal, sin mayores
posibilidades de desarrollo, asumiendo costos elevados y siendo excluida de los
principales instrumentos de apoyo.
Así,
en el ámbito fiscal, el sector informal no paga impuestos directos, pero
tampoco recupera el Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) que paga al adquirir
sus insumos. Las MIPYMEs son excluidas del acceso a las prestaciones formales
(jubilación, seguro social entre otros), del crédito formal y parcialmente del
sistema nacional de formación profesional y capacitación. Finalmente, esta
informalidad incrementa la vulnerabilidad en el cumplimiento de los compromisos
contractuales, ya sea para las empresas frente a sus clientes y proveedores, y
para la mano de obra contratada por el sector.
Lo
anterior se debe a la ausencia de un marco legal y jurídico adecuado que
permita a la MIPYME legalizarse a un costo acorde a sus posibilidades
financieras y en plazos aceptables. Esto también limita su capacidad de
asociación, lo que no permite aprovechar potenciales economías de escala, entre
otras cosas.
Por
lo tanto se crea en la mayoría de las empresas del sector MIPYME un círculo
vicioso en lo que a información y conocimiento se refiere: la ausencia de
instrumentos legales y administrativos apropiados a las microempresas provoca
una ausencia de demanda de información, y la ausencia de demanda de información
legal y administrativa tiende a legitimar la falta de interés por su
producción.
Por
otro lado, la deficiente institucionalidad de los organismos de apoyo provoca
una inadecuada especialización y visión estratégica de apoyo al sector. Existe
una diversidad de instituciones de apoyo, con enfoques y métodos de trabajo
diferentes, que ofrecen servicios a las MIPYMEs sin contar con un marco que
oriente esta oferta. Tampoco existen esfuerzos sistemáticos de coordinación
entre las instituciones de apoyo, de tal forma que la sostenibilidad de estas
instituciones es problemática y no permite la especialización temática o
geográfica. La dependencia parcial o total de subsidios externos refuerza esta
lógica.
Lo
último es particularmente cierto para el caso de las instituciones orientadas
hacia el crédito para la MIPYME. La competencia desleal entre organismos que
ofrecen crédito a su costo real, organismos que subsidian el crédito e
instituciones que regalan fondos no permite la consolidación de un sistema
capaz de responder a los problemas financieros del sector.
Finalmente,
las MIPYMEs y las diferentes instituciones de apoyo no tienen la información
suficiente sobre los procedimientos necesarios para obtener y canalizar
recursos, debido fundamentalmente a la dispersión de las fuentes de recursos y
a la poca difusión de información por parte de los donantes de sus
procedimientos institucionales.
La
existencia de problemas de gestión dentro del sector, tanto en el ámbito de los
empresarios como entre los mismos programas de apoyo:
Existe
una carencia de recursos y mecanismos para obtener y procesar información
relevante para que las MIPYMEs puedan tomar mejores decisiones, tal como
información sobre precios, clientes y proveedores, nuevas tecnologías aplicadas
a sus unidades productivas, entre otros. Esto se explica principalmente por el
hecho que actividades como la inteligencia de mercado son relativamente
novedosas en el país, sobre todo para este sector, razón por la cual no existen
todavía intermediarios especializados en brindar servicios de información (information
brokers).
Los
limitados flujos de información en el sector generan de la misma manera un
insuficiente conocimiento y deficiencias de las unidades productivas en materia
de estructura y gestión empresariales. Lo anterior se debe principalmente a las
siguientes razones:
- Los centros de servicios no priorizan entre sus actividades la producción de material didáctico acerca de administración y gestión empresarial para las MIPYMEs. Otro factor es que escasas veces existen en las capacitaciones materiales específicos para las diferentes ramas de actividades: el plan de negocios y el flujo de caja de una panadería son por ejemplo muy diferentes de los de una fábrica de juguetes, y las capacitaciones deben de tomar en cuenta estas diversidades por rama.
- Los centros de servicios no sistematizan suficientemente sus experiencias de capacitación empresarial, y no divulgan generalmente sus resultados, lo que limita considerablemente las posibilidades de mejorar el sistema global de capacitación. Lo anterior es reforzado por la dispersión metodológica existente en la capacitación empresarial.
- La MIPYME prefiere innovar en el proceso productivo más que en la administración. Existe una resistencia cultural al cambio de los procesos de gestión. El carácter familiar de las MIPYMEs tiende a reforzar esta resistencia.