Podemos concluir que administrador es el que gobierna o
dirige y que el administrador profesional deberá estar capacitado gobernar o
dirigir, para evolucionar las organizaciones y para desarrollar el conocimiento
relativo a la profesión.
Para que el estudioso de la administración logre una
formación realmente adecuada en el contexto hasta aquí descrito, pero sobre
todo una formación que le permita participar competitivamente en el mercado de
trabajo, deben tomarse en cuenta adicionalmente a los elementos planteados las
exigencias de las instancias empleadoras, así como la situación actual de
globalización de la actividad empresarial y gubernamental que vivimos.
En otras palabras, en el perfil del administrador profesional
y el consecuente plan y programa de estudios ha de considerarse que una vez
cursado el nivel superior los egresados deberán estar capacitados para
desempeñarse, es decir trabajar, profesionalmente en su especialidad al más
alto nivel, y por ello los requerimientos de las instancias empleadoras deben
ser atendidos. Conforme lo anterior recomendamos adoptar el siguiente perfil:
1. Administrador profesional competente es aquel que tiene
capacidad de dirigir eficazmente organismos industriales, comerciales,
financieros y de servicios, ya sean públicos, privados o del sector social, al
más alto nivel, en el ámbito nacional, o internacional.
El título de administrador se justifica, sí y sólo sí,
incluye la capacidad de dirigir y lo hace de manera general respecto de los
organismos industriales, comerciales, financieros y de servicios, en los
ámbitos público, privado y del sector social. Si acaso cubre solamente una
parte de los campos señalados deberá aclararse, como requisito de seriedad
académica elemental (no ofrecer lo que no es real); crear expectativas
infundadas sólo deteriora el prestigio de la profesión.
Incluir el ámbito nacional e internacional responde a que
ningún profesional se forma, en principio, para desempeñarse solamente en su
país; pero además dado el fenómeno de la globalización de las empresas la
dirección de las mismas tiene necesariamente que remitirse al campo
internacional; con mayor razón procede incluirlo si se trata de administradores
públicos. El administrador profesional competente debe de estar profundamente
capacitado para realizar exportaciones y promover el comercio exterior.
Referirse "al más alto nivel" debiera parecernos
natural, ya que si se trata de formar "mandos medios", esto debería también
especificarse, y naturalmente ese nivel también requiere atenderse.
2. El administrador profesional competente posee conocimiento
experto de las actividades y situación industrial, comercial, financiera, y de
servicios, respecto de los países con mayor crecimiento en los últimos años, y
respecto del país en que haya de desempeñarse. Así mismo posee conocimiento
experto de los recursos naturales, de los mercados, infraestructura y fuerza de
trabajo, específicos del país o localidad.
Un gobernante o un dirigente empresarial no puede ser ajeno o
lego en cuanto a la situación de las empresas en el mundo, especialmente de las
que se están desenvolviendo con mayor dinamismo, frente a las cuales habrá de
competir y de las que mucho tendrá que aprender. Desde luego también requiere
conocer las estrategias industriales, comerciales y financieras que los
gobiernos respectivos están poniendo en juego y que de manera tan determinante
impulsan el desarrollo empresarial. En consecuencia, naturalmente también requiere
ser experto en lo concerniente a las empresas y gobierno de su país.
Por otra parte, todo bien y producto que disfrutamos o
conocemos se obtiene en primera instancia de la naturaleza. De ahí que tanto
los administradores públicos como los de empresas requieren conocer con
amplitud los recursos naturales con que cuenta su localidad y el contexto
mundial, así como las mejores maneras de aprovecharlos y preservarlos. No es
posible aprovechar esos recursos si se desconocen cuantía, ubicación,
propiedades, utilidad industrial y estratégica. En caso de desconocimiento,
como actualmente sucede a los administradores públicos y de empresas en México,
se cometen graves errores, su participación se ve reducida a papeles muy
secundarios y son desplazados por los mejor capacitados.
El aprovechamiento de la naturaleza se realiza mediante la
infraestructura pública y empresarial, así como con el concurso de la fuerza de
trabajo calificada, capaz de manejar eficientemente dicha infraestructura.
Estos son los recursos principalísimos de los administradores para la
producción de satisfactores para la población y para el comercio internacional.
Conocer a fondo tales recursos y cómo desarrollarlos, es indispensable al
administrador profesional competente.
3. El administrador profesional competente está capacitado
para generar nuevos conocimientos así como para actualizar, validar y
desarrollar los existentes, en su disciplina. Está capacitado para impulsar y
conducir el desarrollo científico técnico necesario a las corporaciones, para
lograr el liderazgo de las mismas.
El administrador profesional debe contribuir al desarrollo de
su propia disciplina, so pena de que otros profesionales con mayor capacitación
lo hagan y, como es natural, lo desplacen. El desarrollo de una ciencia
cualquiera que ella sea, está íntimamente relacionado con la capacidad de sus
profesionales para producir innovaciones y desarrollar nuevos conocimientos; y
esto depende a su vez de la formación científica y epistemológica que se les
provea. De ahí que la formación y capacitación en investigación y desarrollo
deba ser prioritaria en la currícula de las licenciaturas en Administración.
Además de desarrollar su propia profesión, el administrador
competente debe ser capaz de impulsar el desarrollo científico técnico del
organismo bajo su cargo. La ciencia y tecnología son punta de lanza en el
crecimiento, liderazgo e incluso sobrevivencia de todo organismo; son el más
poderoso instrumento competitivo de empresas y gobiernos, de ahí que los más
visionarios realicen cuantiosas inversiones en investigación y desarrollo, y
guarden celosamente sus resultados. Ninguna empresa o gobierno podrá, entonces,
acceder a la ciencia y tecnología más avanzada si no la produce por sí mismo;
creer que otros se la proporcionarán es error, ingenuo en extremo, que se
traduce en dependencia, atraso, explotación y empobrecimiento para la empresa o
país que se gobierna.
Quien quiera gobernar o dirigir deberá estar ampliamente
capacitado para impulsar el desarrollo científico técnico del organismo a su
cargo.
4. El administrador profesional competente posee conocimiento
experto en lo referente al orden económico, jurídico, político, social y
laboral de su país y contexto.
¿Se podría gobernar o conducir empresas sin el conocimiento
arriba referido?; ¿podría ser, dicho conocimiento, leve o superficial?. Desde
luego que no. La administración es un fenómeno eminentemente
económico-jurídico-político, así como laboral y técnico; el administrador
profesional competente debe tener una clara comprensión de la Economía, el
Derecho, y la situación sociopolítica laboral, naturalmente en cuanto a la
teoría y la realidad actual, de su país y del contexto mundial. Con ese
contexto viven estrechamente vinculados e interactúan gobiernos y empresas. El
administrador puede tener asesores expertos pero requiere entenderlos y
comprender por sí mismo las situaciones, o será desplazado por los mejor
preparados que él.
5. El administrador profesional competente domina las
técnicas de negociación y expresión en público.
He aquí la médula del trabajo del administrador: comunicarse
con los demás, negociar y lograr acuerdos. Existe toda una tecnología al
respecto. El administrador no sólo debe conocerla, sino dominarla y practicarla
con maestría.
6. El administrador profesional competente domina dos o más
idiomas.
El administrador profesional competente en la actualidad
debiera ser políglota. Si bien en el pasado reciente la actividad gubernamental
y empresarial se restringió al interior del país, esto ya no sucede más.
Especialmente los países en desarrollo requieren de personas capaces de abrir
espacios de acción y obtener beneficios en el extranjero. Es un hecho que en el
futuro cercano, tal vez ahora mismo, quienes no dominen más de dos idiomas
tampoco podrán obtener un puesto como administradores. El dominio de dos o más
idiomas debiera ser requisito de admisión para los estudios de la
administración.
7. El administrador profesional competente conoce y puede
servirse ampliamente de los sistemas informáticos.
Los sistemas informáticos son sin duda la herramienta de
trabajo y de negocios más poderosa que existe; ninguna organización o persona
pueden prescindir de ellos sin grave detrimento en su capacidad competitiva.
Ciertamente sólo en caso de pretender dirigir el área especializada se
requerirá dominio de tales sistemas; sin embargo, incluso para quienes aspiren
a dirigir otras áreas de las organizaciones, el conocimiento y la comprensión
de los sistemas informáticos es requisito indispensable, que además ampliará
considerablemente el campo y las perspectivas de trabajo del administrador
profesional.
8. El administrador profesional competente posee, y se
conduce con, elevada conciencia ética, de servicio, y de responsabilidad social
y ecológica.
Esta es una de las características a la que menos atención se
ha prestado y las consecuencias están a la vista: administradores que primero
se sirven a sí mismos; que se sirven de las empresas y de los gobiernos para
sus fines personales; administradores a los que la sociedad, la ecología y
desde luego la ética les tiene absolutamente sin cuidado. Naturalmente los
administradores son parte y producto de la propia sociedad; su moralidad
refleja la moralidad imperante, pero en todo caso las instituciones educativas
tienen al respecto una gran responsabilidad, en la medida que, por las razones
que se quiera, no se ocupan de estudiar objetivamente esta problemática.
Es claro que los administradores tienen acceso a amplios
poderes, que manejan dinero y decisiones, que frecuentemente son presionados o
"tentados" a actuar ilegal o deshonestamente, expuestos a abusar del
poder y la autoridad. Por tales circunstancias es que los administradores
tienen mayor necesidad de estar preparados para no incurrir en faltas; estar
muy conscientes de la grave responsabilidad que les concierne, de las penas a
que se exponen, pero sobre todo, los administradores profesionales deben estar
conscientes del ejemplo que proyectan hacia sus colaboradores cercanos y
remotos.
La corrupción y el abuso del poder han derribado imperios,
han causado guerras, han terminado también con muchos administradores
consignados; la corrupción es una de las causas de la deplorable situación que
vivimos en muchos países: todos los profesionales, no sólo los administradores,
debieran formarse con amplios conocimientos objetivos acerca de los daños
causados por la corrupción. Es claro que la calidad de las organizaciones es
simple y llanamente el reflejo de la calidad de sus integrantes; pero más que
de su calidad técnica, lo es de la calidad humana de los mismos; no podemos
esperar acciones o productos de calidad, de ninguna clase, de organismos
administrados por personajes de dudosa calidad humana; siempre pondrán su
beneficio personal por encima del interés común.
Por último, una de las más graves consecuencias del manejo
irresponsable de empresas y gobiernos es el deterioro ambiental, por cierto
estrechamente ligado a lo mencionado líneas arriba. Las empresas, sus productos
y desechos son los principales responsables directos de las alteraciones
ecológicas, si bien los administradores públicos son los responsables por la
legislación, instrumentación y puesta en práctica de las medidas para preservar
el ambiente.
El administrador profesional requiere conocer y comprender
ampliamente el problema ecológico, así como los recursos técnico científicos
para enfrentarlo, y mejor aún, debe ser capaz de convocar a la participación
ciudadana como parte importante también a este respecto.
9. El administrador profesional competente posee amplia
cultura y practica excelentes relaciones humanas.
La capacidad de relacionarse adecuadamente es importante para
el administrador en la medida que requiere obtener la colaboración de los
demás, cosa que puede lograr con el uso de autoridad, pero que es más
productiva si se obtiene por reciprocidad. Además, la capacidad de relacionarse
con base al respeto y empatía previene al administrador del abuso del poder en
sus relaciones con los gobernados y subordinados, algo frecuente en las
organizaciones. Ese abuso del poder, en el caso de los gobernantes puede
llegar, y así sucede, a situaciones más extremas.
Sin embargo, al aludir al dominio de una amplia cultura y
excelentes relaciones humanas estamos pensando en ello no sólo como elementos
para abrirnos paso en el mundo de los negocios o el poder, a los que diversos
autores han hecho alusión. Creemos que tales características pueden contribuir
a que el administrador profesional desarrolle la sensibilidad humanística que
le permita comprender mejor el mundo y el tiempo que le ha tocado vivir, y a
partir de dicha comprensión pueda contribuir a conducirlo a estadios
superiores.
10. El administrador profesional competente es capaz de
obtener capital, ingresos y utilidades, de y para desarrollar y ampliar la
capacidad operativa del organismo a su cargo.
En la empresa privada esto es evidente, pero no así en los
organismos públicos, debido a la tradición de financiarlos con los impuestos,
con deuda pública o emisión de dinero. Esto tarde o temprano habrá de
desaparecer en los países que deseen progresar: Toda actividad gubernamental o
privada habrá de ser financiada por sí misma; cada usuario o beneficiario
deberá pagar por lo que recibe, a crédito si es necesario, y no a costa de los
demás, salvo verdaderos casos de asistencia pública, los que habrán de ser
realmente excepcionales. Esto es indispensable para evitar el beneficio privado
a costa de la población; así mismo es instrumento para medir la eficiencia y
para evitar la corrupción del administrador, cosas frecuentes en el
capitalismo.
Obtener capital, ingresos y utilidades, así como
aprovecharlos óptimamente, es la mayor de las responsabilidades económicas de
todo administrador, en todos los niveles y funciones de los organismos, incluso
en aquellos que aparentemente se encuentran desvinculados de tal función, donde
lo procedente es ser coadyuvante. De que esto se entienda depende el desarrollo
y crecimiento presente y futuro de los organismos y ello significa ampliación
de los servicios que prestan, empleo, abasto, progreso, etc. También de ello
depende la permanencia y progreso del administrador.