Aun cuando algunas veces el empresario funge como
administrador es el propietario de las empresas y, salvo ese caso, el
administrador es un empleado, con más o menos facultades decisorias, pero
siempre con funciones directivas, gerenciales, de jefatura o supervisión, sobre
el resto del personal, sobre inmuebles, valores o sobre actividades
determinadas.
El administrador de empresas es colaborador cercano al
empresario y para el buen desempeño de su trabajo requiere de un conocimiento
muy claro de la visión y necesidades empresariales; la diferencia es la
posesión de capital, pero en cuanto a capacitación el administrador profesional
requiere poseer los mismos y más conocimientos que el empresario, para
colaborar o sustituirle en la administración de las empresas: requiere una
acentuada formación empresarial. Sin embargo, por otro lado el administrador
tiene relación estrecha con los trabajadores, de lo cual depende el buen funcionamiento
de la empresa o dependencia gubernamental bajo su cargo. Es mediador, parcial
innegablemente, entre las exigencias de una y otra parte, incluso en casos de
conflicto laboral. Como empleado que es, se encuentra sujeto a las exigencias
patronales las cuales le toca representar. Por ello requiere desarrollar
sensibilidad, capacidad negociadora y de persuasión para lograr equilibrio en
las relaciones laborales, equilibrio que para ser productivo y estable habría
de fincarse en el beneficio equitativo de las partes. Para el administrador
resulta necesario el conocimiento del conflicto económico, histórico e
ideológico entre patrones y trabajadores, y del sindicalismo oficial, que suele
fungir como mediatizador.
Precisiones respecto del administrador y otros funcionarios.
Los títulos: presidente, gobernador, rector, son reservados
para los más altos niveles de gobierno de entidades públicas y privadas.
Ministro, director, gerente, regidor, síndico, administrador, suelen emplearse
para mandos superiores pero subordinados a otras instancias. Jefe, mayordomo,
supervisor, intendente, gestor, apoderado, se asignan a puestos con autoridad y
facultades limitadas sobre otras personas o respecto de ciertos asuntos.
A mayor jerarquía mayor connotación jurídico política; el
"gobernante" accede al poder más frecuentemente por vía de elección y
el "directivo" por vía de designación. El gobernante tiende a ser un
líder que mediante la persuasión obtiene consenso y de ese consenso depende su
permanencia en el poder. Incluso los gobiernos autocráticos requieren buscar el
consenso y minimizar el uso de la fuerza la cual denota debilidad política.
Se argumenta y desde luego pudiera ser deseable que el
directivo fuera también un líder, pero en la práctica su papel es de autoridad
que se hace obedecer y su permanencia depende de sus superiores, esto es lo que
con frecuencia le hace ir en contra de los intereses de sus colaboradores y
dificulta sea verdadero líder, por más persuasión o "carisma" que
pueda emplear.
Las pocas personas que no se encuentran subordinadas a
instancias superiores son los poseedores de capital. Los más altos gobernantes
formalmente se subordinan a la ciudadanía, a las instancias parlamentarias; en
la práctica se subordinan más a las exigencias del capital, principalmente del
externo, a efecto deatraer inversiones al país. Administradores públicos y
administradores de empresas se subordinan al capital.
Diferencia y nexos entre administrador público y
administrador de empresas.
En el sentido vulgar se considera que la Administración de
Empresas es sinónimo de administración privada; sin embargo académicamente esto
es un grave error: propicia que al estudiar las empresas se dejen fuera las que
son propiedad pública y las que pertenecen al sector social, mismas que tienen
gran importancia incluso para la sobrevivencia de las empresas privadas. Así
mismo propicia que al estudiar la Administración Pública se omita el estudio de
las empresas, de innegable importancia en la actividad gubernamental.
Administración de Empresas no es sinónimo de administración
privada por la sencilla razón que no todas las empresas son privadas; además la
administración de empresas también es asunto de gobierno, tanto por las
empresas que son propiedad del Estado, como por la estrecha relación que existe
entre la actividad gubernamental y la actividad empresarial.
Para el administrador debe ser claro que existe una
intersección entre la administración pública y la administración de empresas, y
esa intersección es precisamente la administración de empresas públicas. Pero
lo más importante es que si la Administración Pública es responsable de la
economía nacional, a nivel general, y las empresas realizan directamente la
actividad económica, de ninguna manera puede justificarse que sean ajenas ambas
administraciones.
A la administración de empresas también interesa enormemente
la actividad gubernamental, en la medida que le afecta o beneficia
intensamente. Las administraciones no son ajenas entre sí. Sin embargo debe
distinguirse entre administración pública y administración de empresas, ya que
en cuanto a su naturaleza son muy diferentes: la administración pública se
ocupa de funciones de gobierno y la administración de empresas se ocupa de
actividades industriales, comerciales, financieras y de servicios.
El administrador público es más cercano al gobernante;
desempeña funciones directivas en dependencias del Estado, donde una
orientación político social de conservación del poder son la clave. El
administrador de empresas se desempeña en industrias, comercios e instituciones
financieras algunas de las cuales son del Estado, pero en todo caso su
problemática es más de carácter técnico económico.